INTRODUCCIÓN
El embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana son importantes problemáticas sociales que afectan las trayectorias de vida de miles de niñas y adolescentes en América Latina, especialmente en la subregión Andina. Los efectos de estos fenómenos son múltiples y complejos y se traducen tanto en términos educativos como laborales, económicos, y sanitarios.1
Tanto la madre adolescente como el embarazo en adolescentes está catalogado como un problema de salud pública a nivel mundial, ya que en la mayoría de los casos este afecta negativamente la salud de la madre, del hijo por nacer y del niño. Adicionalmente puede ocasionar alteraciones en la calidad de vida no solo de ellos, sino de la familia y la sociedad.2
Asumir el rol de ser madre adolescente afecta las esferas emocionales, físico, sociocultural, educativa, económico. Por ello, los cuidados de enfermería, orientadas en las intervenciones durante el embarazo y el post parto con el objetivo de prevenir complicaciones que se pueden presentar en la joven madre y su hijo. En los últimos años ha ocurrido un incremento y una mayor precocidad del inicio de la actividad sexual juvenil, provocando un aumento de la incidencia del embarazo adolescente, considerado actualmente un serio problema médico-social.1
Los jóvenes entre 10 y 24 años de edad representan 25 % de la población; se estima que cuatro de cada cinco pertenecen a los países menos desarrollados. El 18 % de la población mundial se encuentra entre los 10 a 19 años; dicha cifra varía entre las diferentes regiones, de tal manera que en los países con mayor índice de desarrollo los adolescentes representan 12 % de la población y en los países en vías de desarrollo alcanzan 19 %, mientras que en los menos desarrollados esta proporción casi se duplica al 23 %.2
Se ha sugerido que el 71 % de los adolescentes tienen relaciones sexuales tempranas debido a factores de riesgo sociales. Se considera que el embarazo adolescente tiene como factores en su génesis la falta de comunicación, seguido por las familias disfuncionales, deserción escolar y promiscuidad. Por ello, se plantea la necesidad de establecer lineamientos de acción para evitar y prevenir riesgos en los adolescentes.3
Lo alarmante de este fenómeno es que son conocidos los riesgos y consecuencias negativas que para la salud física tiene el embarazo en la adolescencia, pero ellos no actúan aisladamente, sino asociados con factores psicosociales, económicos, políticos, estructurales y de género.4 Esta situación no puede ser considerada como un problema biológico, pues es un problema social con numerosas aristas y campos de influencia negativa, ya que se trastoca el rol de la adolescente, escolarizadas y con otro contexto a un rol de responsabilidades quizás no aprendidas de ser madre adolescente.5
La atención de la mujer embarazada constituye uno de los pilares fundamentales para una verdadera y completa salud, existiendo grupos de alto riesgo como son las adolescentes embarazadas en cuya meta debe ser identificar las necesidades de educación en la adolescente embarazada como base para priorizar el cuidado de Enfermería.6
En Ecuador, el 39,2 % de adolescentes entre 15 y 19 años ha iniciado una vida sexual activa, cifra que ha aumentado en comparación con mediciones de 2004, y que debe ser atendida por los riesgos que están asociados a ella, tales como la mayor exposición a infecciones de transmisión sexual o la probabilidad de embarazo. En cuanto las niñas menores de 14 años, ocho de cada 100 adolescentes en esa edad se quedaron embarazadas de personas mayores a 30 años y el 80 % de embarazos en esa edad, fueron fruto de violencia sexual.7
Esto tiene efectos sobre el desenlace de sus trayectorias educativas, entre los que se destaca la desafiliación escolar. Según datos del Ministerio de Educación de Ecuador, 6847 adolescentes abandonaron el sistema escolar por estar embarazadas en 2015.6
MÉTODOS
Se realizó una revisión de la literatura en las bases de datos de SciELO, Scopus y repositorios de Universidades publicados entre 2017 y 2022. Se emplearon como filtros el idioma (español e inglés), y el año de publicación (2017-2022). Para la búsqueda de información se emplearon estrategias de búsqueda mediante la combinación de términos. Las estrategias de búsqueda fueron adaptadas a la sintaxis de cada base de datos.
DESARROLLO
Los efectos sobre la salud tanto de niñas y adolescentes como de sus hijos, se relacionan con altos niveles de mortalidad materna e infantil, ya que las mujeres que son madres en la adolescencia tienen mayor riesgo de mortalidad materna y sus hijos presentan el mayor riesgo de mortalidad neonatal. A su vez, el inicio temprano de la maternidad, las altas tasas de fecundidad y las condiciones de vulnerabilidad, podrían tener efectos en las probabilidades de tener hijos con desnutrición crónica.6
La presencia de factores de riesgos como la edad, la cultura y características negativas de la familia las condiciones socioeconómicas de esta y el nivel educativo de los padres favoreció al desarrollo de embarazos precoces,7 situaciones que si profundizamos son elementos que trastocan la cosmovisión de la adolescente. Es importante resaltar también que existen otros elementos que son contraproducente para una adolescente embarazada que se enfrenta a esa situación como, por ejemplo, mayor frecuencia de adolescentes embarazadas entre 17 a 19 años de edad, las cuales se encuentran cursando la secundaria, donde sus ingresos económicos dependen de sus padres, y elevados porcientos sufren maltrato tanto físico como psicológico.8
Es de hacer notar que no existe un libreto, un recetario, unas indicaciones a seguir al pie de la letra que oriente y enseñe a la futura madre adolescente de lo que se circunscribe su rol de madre. De allí la importancia que el profesional de enfermería se empodere de la toda la información concerniente al contexto que rodea a la adolescente embarazada y a su vinculación aceptación y asunción del rol de madre que debe desempeñar.5
La vulnerabilidad de los adolescentes se acentúa durante la maternidad debido a las posibles complicaciones biopsicosociales para el binomio madre-hijo, con mayor riesgo de morbimortalidad por causas obstétricas. Este fenómeno puede acarrear varias consecuencias, tales como: fracaso del proyecto de vida, transmisión a un ciclo de pobreza y mayor susceptibilidad a la violencia contra la mujer. Ante esta situación, los ambientes: familiar, escolar o laboral y social generan una combinación de factores de riesgo y/o protectores en la dinámica del proceso salud enfermedad,9 de allí la trascendencia de las orientaciones que el personal de enfermería debe conocer y ofrecer a las madres adolescente a fin de evitar estas posibles complicaciones.2,6
Aunado a estas situaciones, no se debe perder de vista que el temor por ocultar un embarazo antes los padres y la sociedad ha llevado a que las adolescentes evadan los controles prenatales, sin pensar que esta condición pueda o va a llevar a complicaciones posteriores. A esto se suma la inexistencia de enfermeras en el primer nivel que suplan la necesidad de educar a esta población vulnerable, ya que el país no cuenta con enfermeras escolares, siendo estas las que con mayor facilidad pudiesen hacer la captación de las adolescentes gestantes al estar en contacto directo con las mismas.10
Los profesionales de la salud que desarrollan actividades de enfermería en el área de Consulta Externa pueden desempeñarse en diferentes servicios para la atención de la salud de mujeres en estado de gestación; esto incluye a las adolescentes embarazadas y también a los recién nacidos. Estas poseen las competencias consideradas como específicas dirigidas a la atención perinatal, de la labor de parto, parto, del puerperio y atención al recién nacido; y generales, las que conllevan acciones como la comunicación, administrativas y educativas.11 Se puede evidencia que el personal de enfermería por su preparación es unos de los que están en primera línea para brindar apoyo a la adolescente embarazada.
Vemos pues que el profesional de enfermería es uno de los profesionales de salud que tiene mayor contacto con las adolescentes gestantes y los cuales en compañía del personal de ginecobstetricia buscan disminuir tasas de morbi-mortalidad materna y neonatal, así como ofrecer apoyo debido a los múltiples riesgos a los que se ven expuestas las adolescentes al enterarse de su embarazo. Esto es debido a que su situación puede llevar a tomar decisiones debido a la presión de su entorno, las cuales como en el caso del aborto llegan a provocar traumas emocionales, dolor, secuelas e inclusive la muerte materna en el peor de los casos.12 Este contacto es una herramienta importante para apoyar a las madres adolescentes en este proceso de maternidad.
En la adolescencia se considera al puerperio como un proceso natural que suele ser más notable en este grupo de edad, ya que se considera una población vulnerable. Su inestabilidad emocional y biológica hace que la adolescente no tenga la seguridad y confianza de poder adoptar nuevas prácticas, ya que implica significativamente un nuevo y rotundo cambio, adoptar nuevas destrezas y habilidades, con el fin de encontrar técnicas que le proporcionen un óptimo autocuidado y cuidado para el recién nacido. En ocasiones, familiares se han responsabilizado y han adoptado diferentes creencias y costumbres en cuanto al cuidado del binomio madre-hijo.13
Los autores refieren que las investigaciones referentes a la temática analizan mayormente el embarazo y el contexto del mismo, sin embargo, no muchos toman en cuenta el contexto de la madre con su hijo en brazo y los cuidados que esta debe realizarse. Por ello, es de vital importancia el apoyo de su madre y la familia. Sin embargo, no es la misma condición la de la adolescente que embarazó sin consentimiento que aquella que contaba con el apoyo familiar.14
La Organización Mundial de la Salud señala que, en los países de bajo y mediano ingreso, los bebés de madres menores de 20 años tienen un 50 % de mayor riesgo de mortalidad prenatal o de muerte durante las primeras semanas de vida con respecto a los hijos de madres de entre 20 y 29 años. Además, la UNFPA ha estimado que 70 mil adolescentes menores de 18 años mueren todos los años por complicaciones durante el embarazo y el parto, lo que equivale a la muerte de ocho adolescentes cada hora en el mundo por estas causas.15
Las adolescentes embarazadas y sus bebés corren un riesgo alto de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto, como parto prematuro y bajo peso al nacer, además de complicaciones obstétricas. Adicionalmente, una de cada 40 adolescentes de entre 15 y 19 años de América Latina y el Caribe se practicó en 2008 un aborto en condiciones inseguras. La vulnerabilidad se acentúa por el hecho de que muchos embarazos adolescentes no son planeados. Esto promueve que las futuras madres abandonen los estudios por razones como: el estigma social, presiones socioculturales de contraer matrimonio y presión para tener más hijos. En consecuencia, existe una menor acumulación de capital humano para competir en el mercado laboral.15,16,17
Las madres adolescentes presentan muchos obstáculos en este nuevo contexto al cual se enfrenta, con muchos factores en contra y pocos a favor, lo cual afecta a su vez la salud del producto de la concepción. El personal dentro del equipo de salud juega un papel importante por su cercanía con las pacientes, así como por la empatía que esta puede proyectar a las mismas, por lo que suelen ser un apoyo muy importante para la educación seguimiento y control del embarazo, así como del apoyo en el rol materno y de la promoción de su autocuidado para prevenir complicaciones asociadas a este rol emergente de madre.12
Por ello, es de gran importancia que el equipo de enfermería promocione sesiones educativas priorizando aspectos como: identidad personal, control prenatal, nutrición durante el embarazo, actitud de las adolescentes hacia el embarazo establecimiento de metas, etapas de la adolescencia. Esto debe continuarse con actividades de orientación sobre cuidados y medidas de alivio para algunas molestias que se producen por los cambios físicos y emocionales durante el embarazo.
Se pueden abordar otros aspectos como la valoración y elaboración de lencería y ropa, así como el aseo para el recién nacido, orientar en cuanto a las características de los órganos reproductores, sexualidad humana, etapas del proceso de la vinculación, con apoyo de expertos en el área ayudar en las expectativas del niño imaginado en oposición al niño real, conductas maternas y paternas, ventajas de lactancia materna, técnicas de amamantamiento y los cuidados para prevenir los problemas más frecuentes.
De igual forma, deben abordarse aspectos como el trabajo de parto método psicoprofiláctico, técnicas de respiración, pujo y gimnasia durante el embarazo, características del recién nacido normal y las conductas que asume durante los estados de sueño y vigilia, técnicas de estimulación infantil, autocuidado post-parto, preparativos para el día del parto y relación de pareja que espera un hijo.
CONCLUSIONES
La gestación en la adolescencia constituye un problema de salud de impacto global. El personal de enfermería juega un papel de gran importancia para proporcionar herramientas a las jóvenes gestantes. El personal de enfermería debe promocionar a través de la educación para la salud aspectos relacionados con el embarazo en adolescentes, sus cuidados, autocuidados y complicaciones tanto en el periodo de embarazo como en el puerperio, así como también empoderar a la madre en los cuidados que esta debe practicarle al recién nacido.